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La prisión de la golondrina es un relato, de una joven adolescente que era rebelde, no le gustaba estar en casa y siempre contradecía a su madre. Ella pensaba que todo lo que hacía estaba bien, pero se equivocó al pensar que casarse tan joven era la salida ideal para ser libre totalmente, no fue así… 

Relato: La prisión de la golondrina

Tal vez ella nunca fue feliz, un día fue libre, pero no del todo, alguien en casa le tenía cadenas para que no volara tan alto, y un día conoció a un palomo que la cautivó. Quiero pensar que ambos se enamoraron… la golondrina, de la libertad y el palomo, de sus cadenas.

Se la llevó y la guardó como su trofeo más preciado, la colocó en una hermosa jaula, enorme y brillante, a la golondrina le gustaba, pero el palomo nació libre y era libre, nadie podía encadenarlo o enjaularlo.

La golondrina antes tenía cadenas pero volaba, ahora no tiene cadenas pero no puede volar, no sabe cómo salir de su prisión, se consume y hace infeliz a todo aquello que tiene cerca.

La compadezco, se fue buscando libertad y solo encontró una prisión de la cual no se puede deslindar. Tal vez por eso todos los días les grita a sus crías, las golpea con sus alas y las mantiene encerradas. 
Es difícil para ella pensar que sus crían volarán y ella nunca logró hacerlo.

La jaula aun brilla, la comida servida siempre está, pero la felicidad no existe allí más. Sin duda, ella se enamoró de la libertad y él de sus cadenas. 
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Reflexión

A veces tomamos caminos equivocados, cerramos la mente a los consejos de nuestros padres, y creemos que todo lo que hacemos en nuestra adolescencia es lo máximo…Pero no es así. En esa etapa, tenemos un concepto erróneo de la libertad y no medimos consecuencias. Queda claro que la libertad es una gran paradoja.

Salirse del núcleo familiar a muy temprana edad, solo por el hecho de que “no tienes permiso de llegar tarde a casa”…es una burrada. 

Piensas que la solución es irte a vivir con el novio y ¡listo!...Pero, allá también hay reglas y lo peor…hay responsabilidades de mucho más peso, que cada día para ambos se vuelve una relación frustrante, porque el objetivo era la libertad total y el resultado es lo contrario.
Tenemos que aprender a vivir nuestras etapas, enseñarle a nuestros hijos a vivir sus etapas de vida… que entiendan que uno como padre no busca fastidiar la vida, busca protegerlos, guiarlos y dejarlos en un camino de provecho.