La ciudad se llena de luces…luces de colores…todo es decoración que engalana la navidad, las familias decoran su casa, las calles cobran vida por la noche. En algunos países la navidad llega con la nieve, en otros con el verano.
Cada lugar tiene un estilo único de festejar, cada rincón se
decora de manera diferente pero similar.
La navidad es una época de alegría, de amor, unión y armonía.
Incluso, le hemos obsequiado todo el mes diciembre a la navidad…si no me crees,
camina por las calles al iniciar diciembre y encontrarás luces que de alguna
manera te transmiten la esencia navideña.
Sin embargo, no todo es amor y alegría en la
navidad…
Hay familias que no están completas…Hay familias que tienen la ausencia de un integrante.
La inseguridad y la imprudencia les han
arrebatado a uno de los suyos. La
avaricia por el poder y el dinero, ha dejado vacíos en sus corazones. La
necesidad de migrar a otros lugares, obliga a abandonar a la familia…Otros han
sido víctimas de enfermedades incurables. Diciembre y sus fiestas, representa
una tortura… ¡y no por el hecho de que sean un Grinch!
Perder a un ser querido es un proceso complicado de superar…jamás se olvida al que se fue. Pero… ¿qué pasa con los demás que se quedan? ¿Qué pasa contigo? Mientras se tenga vida, hay que seguir luchando, tenemos que aprender a transformar el dolor en sabiduría, tenemos mucho por aprender.
Hay personas que se sienten hundidas en un vacío y no encuentran solución a sus problemas. La
depresión las consume, porque el año está por terminar y aun tienen pendientes
que probablemente no lograrán concluir. El estrés las consume y enfermedades
surgen. No hay nada bueno en esta época de paz.
Algo que tenemos que entender y aprender es que los problemas nunca se acabarán, y la mayoría de ellos, nosotros mismos los ocasionamos. Por nuestra actitud, por nuestras decisiones, por lo que decimos y por lo que hacemos.
Hay quienes creen que
la navidad solo es una presión social, que demanda tiempo y dinero. Y
tal vez sí, porque el marketing nos ha creado la necesidad de decorar, regalar
y festejar…nos ha transformado la celebración.
Ahora nos reunimos sin siquiera sentir afecto, festejamos sin saber porqué lo estamos haciendo. Dar regalos es una obligación y la llegada de Santa Claus no puede faltar donde hay niños, sin importar la escasez de dinero.
Ahora nos reunimos sin siquiera sentir afecto, festejamos sin saber porqué lo estamos haciendo. Dar regalos es una obligación y la llegada de Santa Claus no puede faltar donde hay niños, sin importar la escasez de dinero.
Intentamos brindar amistad y disimulamos que somos una gran
familia, unida por el amor y tenemos la oportunidad de tomar esa foto que se
guardará en el álbum familiar. Nos olvidamos de la diferencia de religiones que
tenemos, de todas maneras nos esperan once meses más para seguir siendo
hipócritas y problemáticos.
¡Es válido! Las circunstancias modifican tus pensamientos. Las desgracias modifican tus creencias y se endurecen los sentimientos.
Pero…deberías de darte
una oportunidad. No digo que creas en la navidad, si bien se ha extendido por todos los rincones, para algunos es
un rito sagrado, donde cada decoración tiene un significado. Para otros es la mejor excusa para pasar tiempo de calidad con la familia, con los
que aun están vivos y que en cualquier momento ya no estarán.
La navidad es un regalo que
nos hemos permitido, es tiempo para
reflexionar. Es un momento que hemos
decidido hacerlo importante. Es un
escape de la rutina del trabajo… de las responsabilidades ajenas. Es un reajuste a tus emociones.
Aprovecha esta época para sanar tus heridas, para aceptar lo que
ha sucedido en tu vida. El hecho de aceptar tus errores no va a modificar la
desgracia que estás viviendo, pero si te hará entender porqué sucedió, para qué
sucedió y qué es lo que tienes que aprender.
Es bueno detenerte por un momento, es bueno abrir espacio para
ti y tu familia, los problemas no se van a ir, las preocupaciones allí
seguirán, pero por lo menos tú recargarás fuerzas para seguir adelante. Es
bueno compartir amor y amistad.
Sé que algunos dicen
que diciembre es el mes más hipócrita, es el mes donde se comparten más abrazos
falsos y más regalos por compromiso. Y ¿sabes por qué sucedió esto? Porque
nosotros mismos le hemos dado ese valor. Nos hemos convertido en seres menos
sensibles, más traiciones y avariciosos.
Es momento de pensar y
ser diferente. Es momento de que reacciones y que procures ser mejor persona
cada día, sin olvidarte que la navidad es para hacer las paces con Dios. Cuando
tu corazón está en paz, tus pensamientos tienden a ser justos y bondadosos.
¿Tienes una familia?
Disfrútala.
¿Tienes un techo donde
pasar el frío? Agradece
¿Tienes un plato de
comida en la mesa? Comparte, disfrútalo y agradece.
No todos tienen la dicha estar en casa, de sentir el calor de una familia,
de tener dignamente un plato de comida.
¿A caso necesitas perder a uno de los tuyos para comenzar a
disfrutarlos y dedicarles tiempo?
Deja de quejarte, deja de maldecir “la vida miserable que
vives”, no te avergüences de la maravillosa familia que te ha levantado.
Y por muy exitoso o exitosa que seas, jamás te olvides de
Dios, ni todo el dinero del mundo puede detener la furia del Todopoderoso.