Hay
momentos en los que todo el mundo parece tener la ruta bien trazada: carrera,
pareja, familia, casa, viajes, metas a los 30… y tú ahí, con el corazón lleno
de preguntas y el alma queriendo tomar otra dirección.
¿Y si te dijera que no estás perdida?...Que simplemente estás despertando a tu verdadera vida.

Muchas
veces da miedo elegir diferente. Porque elegir diferente significa decepcionar
expectativas, romper patrones y enfrentarte a miradas que no entienden. Pero
también significa ser libre.
No estás
aquí para repetir la historia de nadie.
Estás aquí
para escribir la tuya.
A veces tu
camino se va a ver más vacío, más silencioso… incluso más lento. Pero no por
eso es menos válido. Al contrario, cuando eliges desde tu esencia, sin copiar
rutas ajenas, tu camino florece a su tiempo y a su manera.
Y no es
egoísmo. Es amor propio.
Elegir lo
que te nutre, lo que vibra contigo, lo que te enciende. No hay que pedir
permiso para eso.
No tengas
miedo de ir en sentido contrario, de mudarte, reinventarte, empezar desde cero,
cambiar de carrera, dejar a alguien que no te suma, soñar distinto. A lo mejor
nadie lo ha hecho antes, pero tal vez tú eres la primera que vino a demostrar
que se puede.
Caminar tu
propio camino no siempre será fácil, pero será profundamente auténtico.
Y eso vale
más que cualquier aplauso externo.
Porque la
paz no está en complacer a todos.
La paz está
en ser fiel a ti.